viernes, 29 de marzo de 2019

Ser expulsado por un robot o censurado por un reclutador, ¿Qué es peor?


Ser expulsado por un robot o censurado por un reclutador, ¿Qué es peor?




    
El temor al desempleo, sobre todo cuando existen todavía las condiciones personales para seguir trabajando (salud, compromiso, estudios adecuados, experiencia, obligaciones familiares) se acentúa cuando los candidatos a un empleo tienen más de 40 años. El Leviatán, el monstruo mítico, representado por el reclutador, se revela cuando usa la edad como pretexto y le atribuyen todos los males, debilidades, carencias, limitaciones, vicios, desperfectos que impedirán actuar con eficiencia y  eficacia en el puesto al que se presenta el supuesto “viejo”. La discriminación por racismo o sexismo, se incrementa por el edadismo.  

¿Este temor es la única amenaza a la seguridad y estabilidad de las personas y familias? ¿Están condenados únicamente los viejos de 40+? ¿El mundo es ahora de los jóvenes? ¿Tendrán los reclutadores e mismo poder y discreción para mejorar o arruinar el futuro de muchas personas?  

No rotundo. Ahora existe otro Leviatán que también busca a los que se creen inmunes, seguros y lejos del drama del desempleo. Lagorio-Chafkin (2018) indica que una investigación de las Universidades de Ball Sue University y Villanova (ambas en Estados Unidos) encontró que mientras más gente percibía el riesgo de que sus trabajos se automatizaran, más pobre era su salud mental y física por la mayor inseguridad.  En la revista Social Science and Medicine, se dice que "las personas que viven y trabajan en áreas donde se automatizan las tareas están enfermas por la idea de perder sus empleos y no tienen forma de mantenerse a sí mismas ni a sus familias".

Michael Hicks, de la Ball  State University y otros investigadores encontraron estos resultados en 2018, aunque antes, en el 2015, descubrió que las pérdidas de empleos en los sectores manufactureros de la nación debido a la automatización llegaron al 88 por ciento en los últimos años. Este porcentaje puede variar en otros estudios, pero es cierto que existe fuerte correlación positiva entre la automatización y el temor a la pérdida del empleo (o la pérdida real). Asimismo, el Pew Research Center (Washington) descubrió que dos tercios de los estadounidenses esperan, o tienen el temor, que las computadoras o los robots hagan en 50 años gran parte del trabajo que realizan los humanos (Lagorio-Chafkin, 2018).


Este Leviatán elige a los todos los viejos, cansados, con la piel arrugada, con canas,  para devorarlos, porque tiene hambre infinita. Los jóvenes, con piel lozana, bronceada por el sol de las playas tropicales, formados en los gimnasios, con 25 o 30 años, se salvan  y por ahora no forman parte del almuerzo del monstruo. Las excusas pueden ser irracionales, pues se suele descartar  a personas por la sobre calificación. Es decir, si tiene competencias más allá de lo que exige el puesto solicitado, asume que está capacitado para hacer todo lo que corresponde a dicho puesto. Es una situación absurda, kafkiana, digna de Ripley (Aunque usted no lo crea) y dramáticamente real.

Un médico se presenta para un empleo de Cardiología, pero está entrenado también en Gastroenterología y Neurología. Sabe mucho y es descartado. Es irónico, pero hace recordar las decisiones de la mafia de Chicago. “Este sujeto sabe mucho; hay que eliminarlo”. La discriminación por edad, por tener canas, por saber mucho, en plena acción, en todo lugar, en todo tiempo.

El Leviatán en estos tiempos de alta tecnología, ha ampliado la lista de sus posibles víctimas. Los reclutadores y los millennials o jóvenes imberbes, sin familia, sin responsabilidades, con cuerpos atléticos, piel bronceadas y sonrisas de estrellas de Hollywood, además de personas de otras profesiones y actividades también tienen miedo, también experimentan al sabor amargo del temor al desempleo. No son viejos, no saben mucho, pero pueden estar por debajo de los robots y la Inteligencia artificial en el desempeño de muchas actividades. Los robots decidirán quién sabe tanto o más que ellos, y descartarán a los que no dominan la Estadística para hacer buenas predicciones o proyecciones, por citar un ejemplo. El Leviatán los devora sin dejarse deslumbrar por la juventud y sus encantos. Ahora se trata de discriminación por incompetencia, la que no se puede esconder o disimular.


El Leviatán no tiene preferencias o prejuicios como los humanos. El Leviatán no tiene intereses, no está presionado ni tiene conflictos morales, no evalúa los aspectos favorables y desfavorables de sus decisiones, sólo ejecuta su algoritmo de selección. El Leviatán  humano, el reclutador, tiene todos los sesgos anteriores por eso discrimina a un grupo específico, los mayores de 40; descarta a los que cambiaron de empleo varias veces, a los que tienen hijos, a los que tienen un tic nervioso. Por eso, se equivocan a menudo. El Leviatán no humano, el robot y la IA, no tiene esos sesgos, son implacables e inflexibles para decidir si un humano puede hacer bien el trabajo; sino toma el control inmediatamente. Por lo general, no se equivocan.

El reclutador tiene el poder y la capacidad para actuar bien y cambiar el destino de las personas; con ciencia y conciencia (esta última, a menudo se queda en casa o escondida en la maletera del auto). El robot tiene el poder y la capacidad para cambiar el destino de las personas, y se basa solamente en un algoritmo que se supone es perfecto. La creación supera al creador. Actualmente, la IA aplicada ya puede realizar todas las tareas de un reclutador, con eficiencia y eficacia, así que ellos también deben poner sus barbas en remojo; los robots no sólo levantan cargas pesadas o actúan  en ambiente peligrosos, también puede reclutar, descartando a  viejos o reclutadores si no  tienen competencias reales.    



La pregunta es: ¿Qué es peor? ¿Ser expulsado y pateado por los reclutadores por ser viejo de 40+, aún cuando cumpla con todos los requisitos y exigencias de las empresas? ¿Ser expulsado y pateado por los robots con IA, por no ser capaz de igualarlos o superarlos en la ejecución de tareas; a pesar de tener la apariencia deslumbrante y glamorosa de la juventud?

Link para ver cómo trabaja un robot (que aún es prototipo,  falta perfeccionar funciones y habilidades)


Referencias

Study: Fear of Robots Taking Their Jobs Is Making Workers Sick
By Christine Lagorio-ChafkinSenior writer, Mrach 20, 2018

Cuando te discriminan por tener más de 50 años
Edurce Concejo, Barcelona, 01/mar/2018