La visión y el gobierno firme, condiciones para
el desarrollo de un país. Metáfora del portaaviones
Introducción
El día 23 de marzo de
2015 falleció Le Kuan Yew, llamado el “padre fundador” del Singapur moderno;
que llegó al poder en 1959 y convirtió a este pequeño territorio en un gigante
en términos de desempeño económico y desarrollo. Para muchos fue un visionario
y líder con mano férrea, para otros un gobernante autoritario. Para todos es
innegable la capacidad de conducción y los resultados logrados.
El desarrollo de un país
es el santo grial de los gobernantes y los pueblos, para ello es necesario
contra con elementos previos básicos, sin los cuales esta condición es una
locura oí un deseo desmesurado.
Los gobernantes deben
ser líderes, con una visión de grandeza que se traslada a sus actos personales
y de gobierno, con un pueblo orientado que comparte su visión de grandeza y que además es seguidor que comparte sus
ideas, asume compromisos y se alinea de manera férrea y consistente con los grandes
objetivos. En resumen, el líder y el pueblo gobernado deben compartir un ethos
nacional de grandeza de desarrollo, de trabajo, de cooperación.
El crecimiento económico
a través del empleo óptimo y planificado de los recursos o riquezas naturales o históricas que
posee el país. Las riquezas naturales son los mares, campos agrícolas, minas,
bosques, yacimientos de hidrocarburos, reservas naturales, las riquezas históricas
o culturales son los centros históricos que sobreviven a los pueblos que en el pasado
construyeron sus civilizaciones.
La formación,
desarrollo y uso de las capacidades plenas
de la población del país; con lo que será posible emplear sabiamente y con eficiencia
los recursos disponibles, para lograr el crecimiento económico que servirá de
sustento al desarrollo.
Excepcionalmente se
presentan casos en los que las riquezas naturales o históricas no existen, pero
el ethos de grandeza supera esta limitación con el despliegue inmenso de la
capacidad creativa de su gente y lograr crear la riqueza, material e
inmaterial, que apoya el crecimiento y por ende el desarrollo. Estos pueblos
tienen como destino el desarrollo y un futuro de prosperidad para su población.
El caso más notorio
es el de Singapur, quizás el único en la era moderna o antigua.
Son numerosos los casos en que las riquezas existen sin que haya al mismo tiempo la voluntad,
capacidad o imaginación para emplear el potencial oculto en ellos. Son países atrasados,
cuyo destino es incierto.
Un portaviones es una nave con
proporciones inmensas en todo sentido: la masa del buque, el combustible que
permite el desplazamiento, la tripulación, la complejidad de las relaciones
entre la tripulación y los jefes, la necesidad de contar con una ruta y un propósito.
Es necesaria la presencia de un jefe que además de conocer totalmente las
características de su nave, de su tripulación, las oportunidades y amenazas del
entorno, las fortalezas y debilidades de su nave y gente, ejerce con eficiencia
y eficacia su rol de líder. La debilidad o carencia de los atributos determinará
el fracaso de la misión, el retorno a casa sin lograr objetivos o simplemente
la destrucción. En cierto sentido, dirigir un gran portaviones es como dirigir
un país.
La situación singular de Singapur
El asombro que causa la
situación de Singapur conduce a preguntar ¿Por qué lograron este nivel de
desarrollo¿ ¿Con qué recursos o factores lo ha conseguido? ¿Cómo lo hicieron?
La respuesta es sencilla
y se orienta directamente a la conducción del país, si entendemos que un país
es como una nave. Esta navío bien construido, tiene una tripulación ordenada,
disciplinada, consciente de sus roles, que sigue escrupulosamente la reglas impuestas
por un capitán o guía. Estas reglas no son arbitrarias pues obedecen a la necesidad
de llegar a una meta, alcanzar un destino colectivo, social, no personal ni
útil únicamente para el capitán.
El guía, además de
carisma y credibilidad, tiene un trato justo y apropiado con la población, actúa
de manera coherente cumpliendo él mismo las reglas que son validadas para la tripulación,
conoce el rumbo, conoce los peligros que se presentan cuando se desvían de la
ruta , y lo más importante , conoce el destino y la razón por la que se dirigen
hacia allá.
Singapur es como un portaviones, bien construido, bien
dirigido, con una tripulación altamente capacitada que conoce su rol, su lugar
en el conjunto, que confía en su líder, que conoce su destino. El gran capitán
de esa nave llamada Singapur fue Lee Kuan Yew, quien no solo creó y diseñó esta
nave, sino que definió con claridad el destino y la ruta que debía seguir.
Existen los atributos de
visionario reconocido por muchos y el carácter de autoritario atribuido por
otros, en el siguiente artículo se demuestra que la visión y el autoritarismo,
que corresponden a la firmeza y
coherencia en los asuntos de gobierno, no son opuestos, por el contrario, ambos
son necesarios y funcionales siempre que
esté presente el ethos de grandeza nacional.
En la gráfica 1 se
muestra que la visión y el autoritarismo se complementan cuando la visión es de grandeza (líder
visionario, autoritario); cuando no existe
la visión pero si el autoritarismo, los resultados no son los que se esperan en
términos de crecimiento o desarrollo.
Se muestra algunos países
en función de los grados de la visión y desarrollo, se indica también la línea
de desarrollo. Por encima de esta línea la visión regula o limita las condiciones
negativas que pudieran aparecer en función del autoritarismo. Singapur y Corea
del Sur fueron organizados por líderes con visión y autoritarismo, ambos son
desarrollados. Países con menor autoritarismo
pero con un visión definida de lo que quieren también encuentran por encima de
línea de desarrollo (Alemania, Chile, Israel, USA).
En la parte inferior se
observa que países con diferente grado de autoritarismo pero carentes de una
visión no logran el desarrollo deseado. El crecimiento económico puede estar
presente, aunque es claro que la solo la venta de bienes y servicios no mejora las condiciones de una sociedad.
En la gráfica 3 se puede
observar que son los principios , las normas, el cumplimento de las leyes lo
que explica también los resultados de una visón y un gobierno fuerte; estos
principios van más allá de la persona o
líder que eventualmente estuviera a cargo de la país. En los países no
desarrollados, están ausentes los principios a nivel de personas o instituciones, solo son declaraciones formales liricas, más no impulsores morales de
acciones correctas. Los caudillos, cabecillas de revueltas, se sucede unos a
otros y nunca se sabe a dónde van. Los actos de gobierno no se guían por principios
sino por dogmas, creencias creadas e
impuestas por los falsos líderes. Se
creen predestinados, enviados del cielo, reconstructores de la patria,
salvadores del pueblo y mucho más. Esta
situación equivale a de una nave pirata en que la ambición por el botín genera
motines continuamente, cada uno quiere ser el dueño de la fortuna, por ello andan
continuamente a la deriva o cambiando de rumbo. Un viento favorable puede
conducir en apariencia la nave pirata la puerto deseado,
independientemente de quien sea el
capitán, cuando se acaba vuelve el descontrol y la incertidumbre.
(imagen de buque pirata)
Hace varios años que Lee
Kuan Yew ya no era jefe de gobierno pero sus sucesores conservan su visión y
mantienen el rumbo de su nave. Solo en caso que un loco, esquizofrénico o
adicto a alucinógenos ocupe el cargo de jefe de estado en Singapur, la nave se
estrellará y se irá a pique.
La gráfica 4 confirma la
asociación entre el liderazgo, el seguimiento de principios, la visión, la
firmeza del gobierno y por ende, el desarrollo del pueblo
En las imágenes que se muestran de Singapur se observa que la modernidad
y desarrollo se hacen visibles en el orden , la limpieza, el cuidado del ambiente
en el perfil de la ciudad.
Por el contrario, en países
debajo de la línea de desarrollo, el desorden, la modernidad aparente, la
miseria y desesperanza son las
constantes en la vida. Estos países tienen inmensa riquezas naturales, inmensos potencial en recursos
históricos, pero la falta de la visión y gobierno firmes, estables, con una visión
compartida que trasciende al gobernante
o grupos en el poder, impiden avanzar con seguridad y firmeza. Sus destino es
el fracaso (se hunde el buque, se estrella contra las rocas o permanece a la deriva)
Como reflexión final, se
puede argumentar que no existen excusas para lograr el desarrollo de un país. La
atribución de responsabilidades a terceros es solo signo de incompetencia de
los seudolíderes, excusas para
justificar sus actos depredatorios en perjuicio de sus pueblos. Cualquiera no
puedes ser el que guía un enorme portaaviones, cualquiera no puede ser
gobernante de un país salvo que el destino sea el fracaso, la miseria, el
envilecimiento moral y espiritual.
Algunas imágenes de
Caracas. La cruda realidad de Caracas y otras ciudades venezolanas, o de
cualquier de otro país rico en recursos, pobre en el ethos.
Imagen del Perú: esta
escena es más común de lo que se supone, puede ser la capital o cualquier
ciudad del interior.
Si Singapur pudo llegar al nivel de desarrollo y prestigio actual a pesar de muchas circunstancias adversas, ¿porqué no puede hacer lo mismo una país que tiene un gran territorio, muchas riquezas naturales, mucha historia, una gran población?