Convencionalmente, se enseña que el PBI por el lado del
gasto es igual a PBI = C+I+G+(X-M). La corrupción generalizada y creciente en
todos los niveles de gobierno en prácticamente todos los países
latinoamericanos y muchos más en el mundo ya no es un hecho anecdótico, que
puede ser considerado como parte del concepto de “errores u omisiones”, sino
que al ser significativo, en muchos casos más allá del 5% del PBI declarado, ya
es una variable, con derecho propio, que merece ser mostrada y analizada.
La nueva fórmula
debería ser: PBI = C+I + G+ (X-M) – CP , donde CP = corrupción.
El impacto es ciertamente negativo y el análisis revela que
por ella, la oferta o demanda agregada siempre retroceden, por ello no debe
ocultarse. En algunos casos, hasta parece ser la expresión de una industria o u
sector organizado, institucionalizados, con agentes económicos activos que
propician su permanencia y contribuyen a la mayor intensidad, la industria de
la corrupción . En países como el Perú, el
poder legislativo, el poder judicial, el sistema policial, los niveles
de gobierno central (Ministerio) o gobiernos
regionales o locales practican abiertamente, sin pudor y con
impunidad, como si fuera un deporte
competitivo abiertamente estos actos de
corrupción; entonces es imposible
ignorar su presencia en el agregado macroeconómico.
No es casual que en este momento haya un ex-presidente en la cárcel, otros dos ex presidentes
cuestionados por delitos no evaluados con objetividad e imparcialidad por un
poder judicial permisivo y protector, por ser parte de la industria de la
corrupción, actualmente un presente regional en la cárcel por delitos
económicos y homicidios, otros fugitivos, y unos cuantos ya en la mira de los
fiscales; dos congresistas suspendidos por delitos económicos y otros de
naturaleza variada, etcétera. Al final
cuentas , todo no pasará de un escándalo que no hace mella en estos
sujetos porque no tienen dignidad ni vergüenza, pero revelan la precariedad y
mismo nivel de la moral e indican la
presencia predominante de la corrupción. El país de la estrella solitaria, en
el sur de Latinoamérica, quizás sea el único que puede jactarse de que al final
del gobierno, los ex presidentes son ciudadanos comunes y corrientes,
respetables y respetados, nunca fugitivos o sujetos señalados por conducta
impropia.
De manera conservadora, si en cada obra o proyecto de
inversión pública se desvía 20% o más del valor de estos proyectos como coimas,
pagos para ganar la licitación o aprobación; si en los gastos corrientes un
gran porcentaje se desvía en la forma de pagos ilegales por consultoría
inexistentes o fraudulentas, trabajos de investigación ficticios y muchas otras
formas ; entonces, en conjunto la
depredación económica excede largamente el 5%.
La sobrevaloración es la forma más frecuente con cambios que
superan muchas veces en dos o tres veces el valor inicial .¿Podría decirse que
los ingenieros y calculistas de los proyectos de inversión pública son tan
torpes e ineptos que cometen errores garrafales? Se admite que por reajustes un
10 % a 20% pueden ser razonables, pero “errores de 200% o 300% “ ya no son
muestra de ineptitud de los ingenieros, más bien de la corrupción y la
voracidad infinita de los todos
involucrados en la toma de decisiones.
La teoría macroeconómica en la que se enseña esta identidad
PBI = C+I+G+(X-M) es válida para países con otra mentalidad, valores y
comportamiento diferentes a los que se puede comprobar en los países
latinoamericanos, africanos y otros países atrasados, sin futuro . O quizás
para otros tiempos, pero no ahora.