La
Ley de Hooke y las Democracias débiles-Una analogía inquietante
Los materiales, por ejemplo los metales, en el transcurso de su vida útil son sometidos a esfuerzos o cargas que actúan sobre ellos generando deformaciones o variaciones de las dimensiones. Una barra metálica puede ser estirada , comprimida, retorcida, cortada, y en cualquier caso, la capacidad de tolerar las fuerzas externas y esos efectos depende del material y sus propiedades.
Cuando son esfuerzos, tensiones o cargas pequeñas se aplica la Ley
de Hooke, que señala que las deformaciones de los cuerpos sometidos a dichas
cargas son linealmente proporcionales.
En el gráfico 1, correspondiente a materiales como el cobre o hierro blando, el
punto a indica el valor límite hasta
el cual se cumple la proporcionalidad lineal. Si se amplía el esfuerzo o carga
hasta el punto b, se llega al límite
de elasticidad. Esto indica que cuando termina el esfuerzo, el cuerpo recupera
su forma y/o dimensiones iniciales; el comportamiento es elástico. La deformación es reversible y las
fuerzas son conservativas.
Cuando se pasa del punto b
y aumenta gradualmente la carga, el cuerpo se deforma pero cuando cesa o se interrumpe
el esfuerzo, ya no recupera totalmente la forma o dimensiones originales, la deformación
es plástica, permanente, irreversible; la línea roja la forma de recuperación,
queda una deformación residual. Mientras no se rompa o fragmente el cuerpo, se
dice que es dúctil, cuando se rompe el cuerpo ante una carga mayor a la correspondiente
al punto b, es un cuerpo frágil. En
el límite (punto d) llamado punto de
ruptura, cualquier cuerpo se romperá.
Un detalle importante que los
ingenieros deben tener en cuenta es que aun cuando el material sea elástico,
cuando se aplica el esfuerzo muchas veces, se produce la fatiga del material, pierde
su elasticidad, las deformaciones o la ruptura se producen con menor esfuerzo.
Adaptación
de la ley de Hooke a la sociedad
Hagamos un ejercicio de imaginación para asociar la
tensión o esfuerzo sobre un material con la presión política nociva sobre una
sociedad. Esta política nociva corresponde
a la existencia de un gobierno opresor, violador de derechos y libertades, manipulador (dictadura, tiranía,
gobierno populista). La deformación del material corresponde a la deformación del
ethos, el cual representa el alma, la conciencia, las aspiraciones de un
pueblo.
A mayor grado de presión política nociva corresponde
un endurecimiento de la tiranía, una violación sistemática y más cruel de
derechos humanos o libertades, la mayor deformación corresponde a un envilecimiento del país, a una pérdida
gradual de la conciencia social , del orgullo, de las virtudes, valores
sociales, a una renuncia creciente a la lucha por la grandeza.
El concepto elasticidad lo podemos asociar al concepto resiliencia,
aplicable a toda entidad viva como un palmera que resiste las tempestades o un
ente pensante con voluntad, como una persona o una sociedad. Es la capacidad de
recuperación de situaciones críticas o problemas de gran impacto social. Una persona es resiliente cuando a pesar de experimentar tragedias personales
intensa, no cesa en sus esfuerzo de ser mejor persona; el dolor o la pérdida son
reales pero no anulan totalmente la voluntad de mejoramiento como ser humano. Un
pueblo es resiliente cuando supera tragedias colectivas, resurge desde las cenizas
y avanza hacia sus objetivos, pese al dolor y el costo de dichas tragedias. Japón
o Alemania después de la II Mundial son ejemplos de resiliencia colectiva.
En el gráfico 2 se muestra la analogía con la Ley de
Hooke. En el punto b, límite de la elasticidad
(o límite de la resiliencia, un pueblo sometido a una dictadura cuando ésta termina
, se recupera totalmente y mantiene intactos
sus valores nacionales, su cultura, su
vocación nacional, su visión del mundo. Si es un sociedad democrática decimos
que es democracia fuerte. Cuando se excede el límite de elasticidad o resiliencia,
la recuperación no es total, alguna deformación queda como marca indeleble, algo
del ethos nacional ha sido afectado. Es una
democracia débil.
¿Cómo explicar esto? En dictaduras como las de Cuba
o Venezuela, los que tienen el control del país convierten a un grupo de ciudadanos en espías, delatores
y colaboradores a cambio de prebendas y favoritismos. No es común que delaten o
denuncien hasta a sus propios parientes si se trata de obtener algo que ahora
es escaso, limitado y solo está disponible a quienes tienen el poder y el
acceso directo o indirecto a ellos.
Antes de que llegaran al poder los tiranos que controlan estos países, existía un nivel de
confianza y solidaridad en la población. Cada uno se esforzaba por prosperar y lograr metas particulares
o colectivas, pero nunca existió la intención de impedir que los otros lo
logren.
Cuando termina la dictadura o tiranía, por acción de
grupos opositores exitosos o por
cualquier evento milagroso de origen externo, no es posible que todos los ciudadanos exhiban una conducta similar
a la que existía antes de que se iniciara
la dictadura. Queda ya una fisura en el ethos social, la confianza total es una
utopía, las solidaridad general no es
posible; quizás en el largo plazo cuando hayan pasado al menos tres o cuatro generaciones
después del fin de
la dictadura. En España, aún permanece como un factor de división la nefasta sombra
del dictador Franco y han pasado casi cincuenta
años.
En el gráfico 3 se muestra la posición de algunos países.
El caso de Islandia es útil para entender la idea de resiliencia. En el año
2008 se produjo una crisis en la economía occidental Europa y EEUU, ocasionada por
los errores y codicia de los banqueros, así como de la complicidad y
complacencia de los políticos. La solución de los gobiernos fue apostar por el salvataje de los bancos
dejando desprotegida a la población, víctima de esta codicia y descuido. Sin
embargo, en Islandia, la población decidió ir contra la corriente y superar su situación
sin salvar a los bancos ni permitir o
tolerar la impunidad política. Diversas acciones
concluyeron con el encarcelamiento de algunos banqueos, políticos y lo más importante
fue que la crisis económica se superó sin recurrir a la medida perversa de
salvar a los bancos y hundir a la gente. Xavier Moret, un escritor español en su
libro “Revolución bajo el volcán” presenta este singular hecho, poco conocido
en Occidente porque los “malos ejemplos” (desde el punto de vista de los políticos
y banqueros corruptos) no deben ser divulgados.
Addison-Wesley, Decimosegunda edición; PEARSON EDUCACION, Mexico, 2009