Brasil y Singapur. Algunos hechos contra fácticos.
Actualmente, cuándo se compara
por los numerosos índices que organizaciones académicas o empresariales presentan
cada año para medir el desempeño de los países
(competitividad, innovación, educación, y otros) Singapur siempre aparece en
los primeros 10 lugares mientras que Brasil ocupa las posiciones por encima del
número 60. Un detalle curioso: Singapur nunca aparece en los mapas convencionales
porque es tan pequeño que para ser visto, los mapas deberían ser del tamaño del
Muro de los Lamentos (Jerusalén). Brasil es un gigante 12.000 veces más grande
y es visible desde el espacio.
Veamos algunos hechos: El Índice
de Competitividad Global, desarrollado y
publicado anualmente desde 1979 por el Foro Económico Mundial, muestra en el informe
de 2015-2016 a Suiza en el puesto número 1, Singapur el puesto 2. Brasil está en
el puesto 57. El índice de competitividad mide la habilidad de los países de
proveer altos niveles de prosperidad a sus ciudadanos. Esta habilidad depende
de la manera como un país utiliza sus recursos disponibles. En consecuencia, el
índice mide un conjunto de instituciones, políticas y factores que definen los
niveles de prosperidad económica sostenible hoy y a medio plazo.
En el Índice de Competitividad
del Talento Global 2017 (publicado por INSEAD, Adecco) los lugares son: Suiza
(1), Singapur (2) Brasil (81). En el Índice de desarrollo Humano (NNUU-UNDP)
los lugares son: Noruega (1), Singapur
(11), Brasil (75).
En el Índice de Innovación 2015
(INSEAD, universidad Cornell, WIPO) aparecen Suiza (1), Singapur (7), Brasil (70). Singapur
es superado por USA, Reino Unido, Finlandia, Suecia por razones
obvias.
¿Significa esto que todo en Brasil
es malo o mediocre? No, existen islas de excelencia que desafortunadamente son superadas
por la inmensa masa política y empresarial que busca el camino fácil y sinuoso
para cumplir sus torvos fines. Las universidades del Brasil son las mejores de Latinoamérica,
la calidad académica es respetable, existen importantes empresas. Pero no es suficiente.
¿Siempre fue mala la situación en
Brasil? ¿En qué momento se perdió el rumbo? Juscelino Kubischeck), presidente entre
1955 y 1961, se propuso adelantar al país en 50 años, por lo que empezó con una
decisión osada y visionaria, la creación de Brasilia como nueva capital. La
obra de Lucio Costa y Oscar Niemeyer nos muestran esa gran visión. En 1961, el astronauta
Yuri Gagarin que visitó Brasilia dijo:”Tengo la sensación de desembarcar en un
planeta diferente, no en la tierra” (El
Comercio, 21 abril 2010, Casas:6).
Con Kubischeck terminó todo, la
visión, el sueño y la ambición de ser un gran país. Hoy Brasil es solo un
territorio gigantesco, nada más; un gigante torpe que se cae y arrastra a otros
con él. Con Kubischeck se acabó la voluntad de grandeza, la ambición.
Por contraste, Lee Cuan Yen
tuvo la visión clara desde el comienzo. En la misma época en que Kubischeck se proyectaba
50 años hacia adelante, teniendo todo a la mano (un gran territorio, recursos,
una gran población) Kuan Yew también se proyectaba, sin nada (prácticamente con
una mano atrás y otra hacia adelante). La diferencia es que tuvo el apoyo de un
pueblo que compartía sus carencias y anhelos, sus temores y ambiciones, y que debían
elegir entre vencer o morir. Eso llevó a Singapur al lugar donde está ahora.
¿Qué tiene Singapur? Solo menciono
algunos factores decisivos. Liderazgo, la comunión del pueblo con el líder, la intencionalidad.
Lee Kuan Yew partió a la eternidad en 2015, aunque dejó el gobierno antes, pero los sucesores no se dedicaron a repartirse
el botín, continúan con su legado, las nuevas generaciones mantienen la visión
y espíritu de grandeza.
En la gráfica siguiente se
muestran algunos hechos actuales referidos a Singapur y Brasil. En el eje
vertical se representan las condiciones generales que se expresan en indicadores;
se aprecia que siempre Singapur está por encima y que desde el año 2000 Brasil se
estanca o declina notoriamente.
Recurriendo la imaginación, veamos
algunos detalles contrafácticos: ¿Qué hubiera pasado si Lee Kuan Yew,
continuando con la visión de Kubischeck, hubiera
sido líder de Brasil y el pueblo hubiese compartido su misión, y hubiese estado
dispuesto a seguirá las reglas, a sacrificar
el presente fugaz por el futuro? El resultado hubiera sido mucho tal vez
impresionante y Brasil sería una de las cinco potencias mundiales. Si Kuan Yew
hubiese estado solo, habría dado lo mismo que se llame Joao, Pele, Kaka o Zeze,
y el país siempre se habría encaminado por la senda de la
mediocridad.
En el caso opuesto y solamente
a partir de 1980, ¿qué habría pasado, si Singapur caía en manos de los grupos
que hoy gobiernan Brasil? Habría desaparecido del mapa, lo hubieran vendo al primer
postor y Singapur sería nuevamente el
lupanar, el burdel de paso por esos mares lejanos, como lo fue antes de que
Kuan Yew se indignara y decidiera crear una sociedad respetable.
Hay que agradecer a Dios porque
ahora existe Singapur, porque sirve de modelo para países como Perú, que tienen
todo pero que no se atreven a dar el salto, no el paso, el salto para ser
grande (y sin usar la puerta falsa como se pretende con el ingreso a la OCDE).