La Solidaridad como reflejo de la Ciudadanía. Metáfora
del Cielo e infierno
Introducción
La siguiente historia
sugiere una reflexión sobre la conducta
social:
Un mandarín chino murió
y en su camino hacia el cielo, le pidió a su ángel de la guarda que lo llevase
a conocer el infierno. El ángel de la
guarda aceptando la petición de quien
había sido un noble mandarín lo llevó primero al infierno. Cuando el mandarín entró,
pudo observar un salón lleno de manjares exquisitos y ollas repletas de arroz
que despedía un delicioso aroma. La abundancia era impresionante y las mesas
estaban ricamente arregladas. Sin
embargo, los comensales tenían que ingerir los alimentos con los finos
palillos de bambú que tenían dos metros de largo, cosa que hacia imposible que
el alimento llegara a sus bocas. La rabia y desesperación de los comensales era
inmensa y el hambre aterradora.
Cumplido el recorrido por
el infierno, el ángel llevó al mandarín al cielo y cual sería la sorpresa del noble
chino, cuando observa un panorama igual que el del infierno. Sólo un detalle
hace la escena diferente: “Cada uno de
los bienaventurados, más que alimentarse
a sí mismos, pensaba en alimentar a sus vecinos, y así nadie quedaba sin comer”
(Historia popular china)
Impacto social dela Solidaridad
En este caso, no veremos
la solidaridad como la actitud de ofrecer, dar
o entregar algo a otra persona o grupo social en respuesta a una
situación crítica que crea necesidades; sino como la intención, voluntad para
realizar acciones que no se reflejan directamente en forma material en las demás personas de la sociedad pero que
finalmente son deseables, favorables y positivas para ellas.
En la primera situación,
se trata de dar algo material o un poco de tiempo como gesto de solidaridad
reconocido como tal, en la segunda solo Se trata de hacer lo correcto, de
cumplir con las leyes que regulan la vida social. En el primer caso, quizás sea
la ocasión para corregir complejos o disminuir sentimientos de culpa y hasta de
demostrar a los demás que uno es
solidario, que piensa en los demás, que no es egoísta; en el segundo caso se
trata solamente de ser buen ciudadano,
respetuoso del compromiso o contrato social, que no intenta demostrar algo a
nadie, solo se actúa como corresponde a
un buen ciudadano.
En la primera situación,
existe ocasión de alimentar el ego y hasta de formar una imagen pública como
cuando los políticos o personajes populares se exhiben repartiendo bienes a
personas necesitadas o en situación de emergencia, bienes que casi siempre no
son aportes suyos sino de otros que realmente son solidarios; en la segunda
situación no hay afán de protagonismo, solo la demostración de ciudadanía bien orientada,
consciente y responsable.
La primera forma de solidaridad, a la que podemos
llamar “solidaridad social”, es relativamente fácil y se practica por la presión social o el efecto de
demostración; la segunda es voluntaria y se practica por la buena formación
familiar y educativa, es la “solidaridad ciudadana o cívica” y en un pueblo desarrollado es una característica
común a todos sus habitantes.
La solidaridad ciudadana
implica el cumplimiento de las leyes, el
cumplimiento de las normas de convivencia social, presente en normas jurídicas
concretas o en acuerdos implícitas pero conocidos. Si se cumple con las normas
laborales expresadas en documentos concretos, se respeta el orden legal explicito;
si no se arroja basura en las calles o
no se deteriora los lugares públicos, se respeta el orden legal implícito, o más
bien el orden moral que facilita la convivencia.
En ambos casos, la
actuación personal es benéfica para los demás, de la misma manera como la
actuación de los demás en el mismo sentido es benéfica para uno mismo. Es la inversa de la ley de Talión (ojo por
ojo, dente por diente), es la adecuación de un precepto moral que aconseja cómo comportarse socialmente, “Trata a los demás como quieres que te traten a ti”.
Si se respeta las
señales de tránsito, si se evita arrojar basura en las calles, si se cuida un
jardín público, se está respetando el derecho de los demás a disfrutar de un
espacio público limpio, agradable, saludable; lo mismo pasa en relación a uno mismo cuando los demás actúan
igual Si se cumple con obligaciones
sencillas como éstas, expresadas o no
como normas escritas, será más fácil la práctica y cumplimiento de normas más complejas y exigentes; en consecuencia
estará listo el camino para que la sociedad se encamine hacia el desarrollo y
niveles superiores de vida.
Las sociedades donde se
ignora abiertamente las normas escritas o no, donde se desprecia al otro si se
hace evidente alguna situación de inferioridad social (cargo, estamento,
riqueza) es sin duda, subdesarrollada y no tiene futuro, la convivencia es precaria y agobiante, se impone la ley de
la selva y aunque tengan todos los recursos naturales, geográficos, históricos
del mundo, no tienen oportunidades de consolidarse como sociedades desarrolladas.
En el Perú es común ver
a gente que arroja indiscriminadamente basura de todo tipo en la calle: el envoltorio
de un chocolate, la botellas de plástico, cáscaras de fruta, no falta alguien audaz
que puede hasta arrojar en un parque los restos de comida, o miccionan en plena
calle, delante de gente común o de autoridades, de connacionales o extranjeros,
en el día o la noche. No les pasa nada a los infractores aunque la norma esté
escrita y sea de "cumplimiento obligatorio" , la indolencia , desdén
, ignorancia supina de las consecuencias, la falta de autocensura y censura
colectiva son evidentes. En un país vecino,
los mimos sujetos que en el Perú arrojan basura , comida o miccionan en la calle, tienen un
comportamiento totalmente opuesto porque saben que habrá sanciones efectivas,
no sólo morales sino reales (cárcel, pago de multas, imposibilidad de sobornar a las autoridades y en caso extremo la
expulsión del país, previo pago de la sanción).
En el primer país, el que cumple las leyes es
el tonto, el que actúa pisoteando las leyes es el vivo, el vivo criollo o “criollazo”;
en el segundo el que cumple las leyes es el ciudadano respetado y respetable,
el que las ignora o pretende hacerlo se
va directo a la cárcel o paga por sus estupidez ¿Cuál es el nivel de desarrollo
de ambos países, del Perú y su vecino? ¿Cuál creen que el destino ambos países?
Si los peruanos que pasan la frontera y
en el país vecino actúan correctamente
por coerción, por el temor a la sanción efectiva, volvieran al Perú y actuaran
por convicción, podría pensarse en un futuro diferente y promisorio.
En la escuelas
existe la necesidad de enseñar la importancia de la solidaridad, no
solamente como un imperativo moral, para
ayudar a quien lo necesita en un momento particular; es importante la
solidaridad ciudadana, como imperativo social, para el cumplimiento de las
normas explicitas e implícitas, para actuar siempre pensando que la conducta de
uno beneficia o perjudica a los demás y
conducta similares de los demás, benefician o perjudican a uno mismo.