jueves, 2 de julio de 2015

Cielo e infierno, Solidaridad y ciudadanía

La Solidaridad como reflejo de la Ciudadanía. Metáfora del Cielo e infierno


Introducción

La siguiente historia sugiere una reflexión  sobre la conducta social:

Un mandarín chino murió y en su camino hacia el cielo, le pidió a su ángel de la guarda que lo llevase a conocer el infierno. El ángel  de la guarda aceptando  la petición de quien había sido un noble mandarín  lo llevó  primero al infierno. Cuando el mandarín entró, pudo observar un salón lleno de manjares exquisitos y ollas repletas de arroz que despedía un delicioso aroma. La abundancia era impresionante y las mesas estaban ricamente  arregladas. Sin embargo, los comensales  tenían  que ingerir los alimentos con los finos palillos de bambú que tenían dos metros de largo, cosa que hacia imposible que el alimento llegara a sus bocas. La rabia y desesperación de los comensales era inmensa y el hambre aterradora.

Cumplido el recorrido por el  infierno, el ángel llevó al mandarín  al cielo y cual sería la sorpresa del noble chino, cuando observa un panorama igual que el del infierno. Sólo un detalle hace la escena  diferente: “Cada uno de los  bienaventurados, más que alimentarse a sí mismos, pensaba en alimentar a sus vecinos, y así nadie quedaba sin comer” (Historia popular china)





Impacto social dela Solidaridad

En este caso, no veremos la solidaridad como la actitud de ofrecer, dar  o entregar algo a otra persona o grupo social en respuesta a una situación crítica que crea necesidades; sino como la intención, voluntad para realizar acciones que no se reflejan directamente en forma material  en las demás personas de la sociedad pero que finalmente son deseables, favorables y positivas para ellas.

En la primera situación, se trata de dar algo material o un poco de tiempo como gesto de solidaridad reconocido como tal, en la segunda solo Se trata de hacer lo correcto, de cumplir con las leyes que regulan la vida social. En el primer caso, quizás sea la ocasión para corregir complejos o disminuir sentimientos de culpa y hasta de demostrar a los demás  que uno es solidario, que piensa en los demás, que no es egoísta; en el segundo caso se trata  solamente de ser buen ciudadano, respetuoso del compromiso o contrato social, que no intenta demostrar algo a nadie, solo se actúa como corresponde  a un buen ciudadano.

En la primera situación, existe ocasión de alimentar el ego y hasta de formar una imagen pública como cuando los políticos o personajes populares se exhiben repartiendo bienes a personas necesitadas o en situación de emergencia, bienes que casi siempre no son aportes suyos sino de otros que realmente son solidarios; en la segunda situación no hay afán de protagonismo, solo la demostración de ciudadanía bien orientada, consciente y responsable.

La primera forma de solidaridad, a la que podemos llamar “solidaridad social”, es relativamente fácil y se  practica por la presión social o el efecto de demostración; la segunda es voluntaria y se practica por la buena formación familiar y educativa, es la “solidaridad ciudadana o cívica” y en un pueblo desarrollado es una característica común a todos sus habitantes.

La solidaridad ciudadana implica el cumplimiento de las leyes,  el cumplimiento de las normas de convivencia social, presente en normas jurídicas concretas o en acuerdos implícitas pero conocidos. Si se cumple con las normas laborales expresadas en documentos concretos, se respeta el orden legal explicito;  si no se arroja basura en las calles o no se deteriora los lugares públicos, se respeta el orden legal implícito, o más bien el orden moral que facilita la convivencia.

En ambos casos, la actuación personal es benéfica para los demás, de la misma manera como la actuación de los demás en el mismo sentido es benéfica para uno mismo.  Es la inversa de la ley de Talión (ojo por ojo, dente por diente), es la adecuación de un precepto moral  que aconseja  cómo comportarse socialmente, “Trata a los  demás como quieres  que te traten a ti”.

Si se respeta las señales de tránsito, si se evita arrojar basura en las calles, si se cuida un jardín público, se está respetando el derecho de los demás a disfrutar de un espacio público limpio, agradable, saludable; lo mismo  pasa en relación a uno mismo cuando los demás actúan igual  Si se cumple con obligaciones sencillas como éstas,  expresadas o no como normas escritas, será más fácil la práctica y cumplimiento de normas  más complejas y exigentes; en consecuencia estará listo el camino para que la sociedad se encamine hacia el desarrollo y niveles superiores de vida.

Las sociedades donde se ignora abiertamente las normas escritas o no, donde se desprecia al otro si se hace evidente alguna situación de inferioridad social (cargo, estamento, riqueza) es sin duda, subdesarrollada y no tiene futuro, la convivencia  es precaria y agobiante, se impone la ley de la selva y aunque tengan todos los recursos naturales, geográficos, históricos del mundo, no tienen oportunidades de consolidarse  como sociedades desarrolladas.

En el Perú es común ver a gente que arroja indiscriminadamente  basura de todo tipo en la calle: el envoltorio de un chocolate, la botellas de plástico, cáscaras de fruta, no falta alguien audaz que puede hasta arrojar en un parque los restos de comida, o miccionan en plena calle, delante de gente común o de autoridades, de connacionales o extranjeros, en el día o la noche. No les pasa nada a los infractores aunque la norma esté escrita y sea de "cumplimiento obligatorio" , la indolencia , desdén , ignorancia supina de las consecuencias, la falta de autocensura y censura colectiva son evidentes. En un país vecino,  los mimos sujetos que en el Perú arrojan basura , comida  o miccionan en la calle, tienen un comportamiento totalmente opuesto porque saben que habrá sanciones efectivas, no sólo morales sino reales (cárcel, pago de multas, imposibilidad de sobornar  a las autoridades y en caso extremo la expulsión del país, previo pago de la sanción).

 En el primer país, el que cumple las leyes es el tonto, el que actúa pisoteando las leyes es el vivo, el vivo criollo o “criollazo”; en el segundo el que cumple las leyes es el ciudadano respetado y respetable, el que las ignora  o pretende hacerlo se va directo a la cárcel o paga por sus estupidez ¿Cuál es el nivel de desarrollo de ambos países, del Perú y su vecino? ¿Cuál creen que el destino ambos países? Si los peruanos que pasan la frontera y en el país vecino  actúan correctamente por coerción, por el temor a la sanción efectiva, volvieran al Perú y actuaran por convicción, podría pensarse en un futuro diferente y promisorio.



En la escuelas  existe la necesidad de enseñar la importancia de la solidaridad, no solamente como un imperativo  moral, para ayudar a quien lo necesita en un momento particular; es importante la solidaridad ciudadana, como imperativo social, para el cumplimiento de las normas explicitas e implícitas, para actuar siempre pensando que la conducta de uno beneficia o perjudica a  los demás y conducta similares de los demás, benefician o perjudican a uno mismo.